Enfoque comunicativo
El enfoque comunicativo se conoce también como enseñanza
comunicativa de la lengua, como enfoque nocional-funcional o como enfoque
funcional. De su apelativo se desprende que con este modelo didáctico se
pretende capacitar al aprendiente para una comunicación real -no sólo en la
vertiente oral, sino también en la escrita- con otros hablantes de la LE; con este propósito, en el
proceso instructivo a menudo se emplean textos, grabaciones y materiales
auténticos y se realizan actividades que procuran imitar con fidelidad la
realidad de fuera del aula.
El debilitamiento del enfoque oral
y del método audiolingüe favorece el florecimiento de nuevas propuestas
didácticas. A finales de los años 60 del siglo XX algunos lingüistas
británicos -C. Candlin y H. Widdowson, entre otros- creyeron que el objetivo en el aprendizaje de la LE debería ser el desarrollo de la competencia comunicativa
y no sólo de la competencia lingüística. Esta nueva concepción de la enseñanza
/ aprendizaje de la LE
recoge las aportaciones de varios campos de investigación, tales como la
lingüística funcional británica (por ejemplo, J. Firth y M. A. K. Halliday), la
sociolingüística estadounidense (por ejemplo, D. Hymes, J. Gumperz y W. Labov)
y la filosofía del lenguaje o pragmalingüística (por ejemplo, J. Austin y J.
Searle). A instancias del Consejo de Europa, los académicos europeos aúnan sus esfuerzos
para desarrollar una alternativa acorde con la realidad social, económica,
política y cultural de la Europa moderna; el fruto recibe el nombre
de enfoque comunicativo.
La comunicación no es un mero producto, sino más bien
un proceso, que se lleva a cabo con un propósito concreto, entre unos
interlocutores concretos, en una situación concreta. Por consiguiente, no basta
con que se asimilen un cúmulo de datos -vocabulario, reglas, funciones...-; es
imprescindible, además, que aprendan a utilizar esos conocimientos para
negociar el significado. Para ello deben participan en tareas reales, en las
que la lengua sea un medio para alcanzar un fin, no un fin en sí misma; p.
ejemplo, consultar un horario de aviones para saber si hay vuelo directo de
Barcelona a Singapur, y no, p. ejemplo, para poder responder a las preguntas
del libro. La interacción oral
entre los alumnos es muy frecuente: en parejas, en tríos, en grupos mayores o
entre toda la clase.
Para garantizar una comunicación real, las tareas se
rigen por estos tres principios:
- Vacío de información. Entre
los interlocutores existe una necesidad real de comunicación, puesto que
cada uno tiene que averiguar algo que sólo su compañero sabe, y si no lo
averigua, no podrá realizar su propia tarea.
- Libertad
de expresión. El hablante decide el contenido (qué va a decir), la forma
(cómo va a decirlo), el tono, el momento, etc.
- Retroalimentación.
Las reacciones verbales y no verbales de su interlocutor le indican al
alumno en qué medida está alcanzando su objetivo en la conversación.
Los juegos
teatrales o de rol (en inglés, role play) se acercan a la
comunicación real, en la que los participantes reciben retroalimentación (verbal
o física) inmediata de los compañeros, y así pueden calibrar el éxito en el
juego y en el uso de la lengua. Se estima que los juegos, además de desarrollar
la competencia comunicativa, pueden incidir beneficiosamente en la motivación.
Los proyectos son tareas típicas
del enfoque comunicativo que pueden durar desde un rato hasta un curso
académico. En la realización de un proyecto típico se comienza por decidir el
tema y los participantes; se elabora un esquema y un calendario de trabajo y
se reparten los papeles; se busca información y ésta se procesa; se redacta un
informe final y/o se expone ante la clase.
El sílabo
se suele diseñar a partir de nociones y/o funciones,
pero también se pueden incorporar situaciones, temas, estructuras, etc. Se
trabaja la lengua en el nivel del texto o del discurso, más allá de las frases.
La unidad básica es el párrafo en el lenguaje escrito y el enunciado en el
oral. Ello implica que se deben cuidar componentes tan importantes en la
comunicación como son la cohesión y la coherencia.
La LE
es un vehículo para la comunicación en clase, no sólo el objeto de estudio. Por
eso, se usa tanto en la realización de las tareas como para las explicaciones,
aclaraciones, etc., reservando la L1
para casos especiales.
La presentación de la gramática suele ser inductiva,
aunque también se dan algunas breves explicaciones gramaticales cuando se
estima oportuno.
El libro de texto se considera un apoyo material
valioso, pero no el eje de la instrucción. También se emplean otros tipos de
materiales didácticos -p. ejemplo, cartulinas para tareas de resolución de
problemas en grupo- y auténticos -revistas, folletos turísticos, billetes de
transporte público, etc.-, así como objetos de uso corriente: una cámara
fotográfica, un reloj-despertador, etc. (si la ocasión lo requiere, con los
manuales de instrucciones correspondientes).
El repertorio de papeles que desempeña el profesor es
bastante amplio: analizar las necesidades de los alumnos, crear situaciones de
comunicación, organizar actividades, asesorar, participar como un compañero
más, observar el desarrollo de las tareas en el aula, elaborar materiales, etc.
En definitiva, la función del profesor es facilitar el aprendizaje, fomentando,
a la vez, la cooperación entre los alumnos, quienes son los verdaderos
protagonistas; éste es, pues, un enfoque centrado en el alumno.
En la evaluación de los alumnos se atiende tanto a la
corrección como a la fluidez. La evaluación no se limita al producto, sino que
abarca todo el proceso; se trata de determinar en qué momento o en qué sentido
conviene modificar algún aspecto del proceso instructivo.
El Enfoque comunicativo tiene una gran aceptación
durante las décadas de los 80 y los 90 del siglo XX, si bien a lo largo de los
últimos años ha ido cediendo terreno ante el enfoque por tareas,
que bien puede considerarse su heredero. Con frecuencia se le toma como modelo
frente a los métodos y enfoques tradicionales, centrados en la gramática.
En realidad, constituye una superación de los modelos anteriores, ya que no
niega la importancia de la competencia lingüística, sino que va más allá, en
busca de una auténtica competencia comunicativa.
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